lunes, 7 de abril de 2014

Receta - Merluza con Guisantes

Tipo de plato: Primero, plato único.

Comensales: 1 ó 2 personas.

Coste aproximado: de 2 a 5 €

Ingredientes:

  • Aceite de oliva.
  • 2 dientes de ajo.
  • Media cebolla.
  • 2 ó 4 lomos de merluza.
  • 200 ml. de caldo de pescado.
  • 200 gr. de guisantes.
  • 2 cucharadas de tomate frito.
Experiencia:

Pese a no ser un profesional de la cocina, (mi currículum está más orientado hacia la gestión hostelera) el día a día me coloca sin miedo frente a la vitrocerámica. Imagino que como a cualquiera que esté leyendo estas palabras.Y ante esa situación, me atrevo no sólo a seguir recetas familiares, sino que mi pasión por el buen comer me obliga a querer desarrollar cualquier plato que me apetezca. No pretendo dar lecciones, porque entre otras cosas, la mayoría de recetas que escriba, las estaré haciendo por primera vez, sin que sean un misterio ni una innovación. Es sólamente mi interés por cocinar determinados alimentos. En este caso me atrevo con algo sencillo y económico. Merluza con guisantes.

Aunque soy fiel defensor del producto fresco, soy habitual consumidor de producto congelado. En este caso, tenía la materia prima aburrida en el congelador, y esto es lo que pasó.

En un cazo bajo, sofreímos dos dientes de ajo bien picaditos con aceite de oliva, a los que incorporamos la media cebolla también picada. 


Con la cebolla ya pochada, echamos los lomos de merluza, fresca o previamente descongelada y los sellamos. Vuelta y vuelta. Tras esto, incorporamos los 200 ml. de caldo de pescado. Yo en este caso, al no tener preparado de caldo en casa, le añadí caldo de pollo concentrado que hice previamente. Por esto no añado sal, ya que el concentrado condimenta la sazón necesaria.


No hace falta dejarle mucho margen de tiempo antes de echarle los guisantes. En mi caso, porque el caldo de pollo ya estaba caliente, pero si le añadimos el preparado de caldo frío, conviene esperar un poco a que empiece a gorgotear. Yo le agrego unos 200 gramos de guisantes aproximadamente. Soy el único comensal.


Ahora tapamos el cazo y lo dejamos a fuego medio un rato. Y como "un rato" es una medida de tiempo tan poco precisa, aquí lo suyo es ir moviendo de vez en cuando para evitar que la comida se pegue al fondo del recipiente, pero también para comprobar el nivel de cocción de los guisantes y el pescado. 

Cuando estos estén más blanditos, podemos incorporar el tomate frito. Sirvan las dos cucharadas como referencia, pero es un condimento que puede omitirse o añadirse a discreción del comensal. También admite pimienta, cayena, perejil... a gusto del consumidor o de sus invitados!


Seguimos vigilando y moviendo de vez en cuando. Es un buen momento para comprobar la sazón. Recordad que no le hemos añadido sal a causa del preparado de caldo que lleva.

En mi caso he desmenuzado un poco los lomos de pescado, pero podemos dejarlos enteros. Esto guarda más relación con la presentación final que queráis darle al plato o la forma de comerlo que con cualquier otro factor. 

Y ya está listo para servir! 


Como veis, lo he apartado con casi todo el caldo y sin mucho afán estético, pero a la hora de presentarlo podéis hacerlo sin usar el caldo, con los lomos enteros o en la manera que se ajuste más a vuestros gustos. Yo no quería privarme del placer de mojar pan. ¡Cuidado que quema!

lunes, 16 de septiembre de 2013

La Tasquita - Bar de tapas - Huelva

Tipo de local: Bar de tapas

Lugar: Huelva. Escultora Miss Whitney 41

Servicio: Cena

Usuarios:
 Una pareja

Precio total:
 19€

Experiencia: 

Cuando se trata de salir a tomar unas cañas y cenar algo típico por Huelva, una de las primeras opciones que tengo en cuenta es La Tasquita.

Se trata de un bar con un ambiente andaluz y familiar y una carta bastante amplia con muchos productos de la tierra. El servicio es amable y suelen atender pronto con excepciones.

Al minuto de sentarnos ya teníamos dos cervezas de barril sobre la mesa. Ojeamos la carta, aunque más o menos sabíamos lo que íbamos a pedir. 


He de decir que las sillas en La Tasquita son un tanto incómodas. Están muy integradas con la decoración y ambientación del local, pero seguramente otro modelo de silla también lo estaría y podría resultar más agradable.


La carta es extensa y los precios normales. Si bien también es cierto que hay otros locales de Huelva que tienen una oferta parecida a precios más económicos. En cualquier caso, la calidad de muchos de sus platos hace que merezca la pena.


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Suelen poner aceitunas cuando te sirven la cerveza. Por cualquier razón no ha sido así esta vez! Y no es que yo sea muy fan de las olivas, pero las de la Tasquita son de las pocas que he probado que puedo soportar. 

¡Y pedimos! A pesar de lo extenso de la carta, optamos por los clásicos. Y comenzamos con media ración de coquinas. Muy sabrosas, nada de arena y todas abiertas. Producto fresco con un sabor excelente. Eso sí, un pecado no mojar en esta salsa, y una nota deficiente el hecho de que apenas pongan una minúscula pieza de pan para acompañar las tapas. Pero siempre se puede pedir más, ¿no?

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Seguimos con media ración de puntillitas, que aunque parezca poca cosa, cunde bastante. Muy ricas también y mejor servidas que en otros bares similares.

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El local se va llenando de gente más joven. Llama la atención la heterogeneidad del tipo de cliente. Eso es algo muy positivo para un negocio. Algo que no me gusta de La Tasquita, es que cuando hay algún partido de fútbol "de relevancia" la pantalla de televisión a todo volumen hace que sea imposible comer tranquilo. Especialmente si no eres seguidor de ningún equipo...

Por último pedimos una ración de calamares de campo. Tienen una variante de este plato en la carta, los calamares de campo a "La Tasquita" y que incluyen pimentada y huevo, pero no me convencieron demasiado la vez que los probé. Especialmente porque prefiero la textura crujiente de la verdura rebozada y la pimentada y el huevo la reblandecen.

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¡Podéis ver que la ración es consistente! El plato, igual a una de las vajillas que tengo por casa de la marca Luminarc. ¡La ventaja es que este no tendré que fregarlo yo! 

La verdura está bien de sabor, aunque para concluir, es un plato excesivamente aburrido y acaba empalagando. También es cierto que está demasiado aceitoso. No han secado el exceso de aceite antes de servirlo, o no lo han hecho convenientemente. En cualquier caso, no recomiendo pedir una ración entera para sólo dos personas. Quizá a partir de cuatro.

No nos llama la atención ningún postre, así que pagamos los 19€ a los que asciende la cuenta y nos marchamos hasta la próxima! Una buena experiencia y un bar a descubrir si sois de Huelva y no habéis estado nunca en él.


martes, 2 de abril de 2013

Receta - Revuelto de Gurumelos

Tipo de plato: Entrantes, primero, tapa.

Comensales: de 2 a 4 personas.

Coste aproximado: Variable en función del precio de los gurumelos. Generalmente elevado.

Ingredientes:

  • 1 vaso de aceite de oliva.
  • 2 dientes de ajo.
  • Sal.
  • 500 g. de gurumelos (sólo los tronquitos)
  • 3 huevos.
Experiencia:


¡Bueno! Me disponía a relatar la elaboración de la receta cuando he decidido relatar la experiencia de la receta. Para los que nos gusta cocinar, sabemos que una receta no es sólo mezclar, batir, apartar o cocer. Podemos disfrutar cocinando algo, pero en ocasiones también podemos "sufrir" cuando el resultado no es el deseado.

En cualquier caso me trajeron una hermosa cesta de gurumelos y decidí hacer los tronquitos en revuelto y aprovechar la ocasión para retomar este blog añadiendo no sólo críticas, sino también recetas que voy elaborando.



El clima tan loco que hemos tenido durante el mes de marzo en Huelva, ha propiciado que abunden los gurumelos. Si no conocéis este hongo, no voy a entreteneros con más información! pero tenéis bastante en su artículo de Wikipedia. Y por supuesto, debo tener mi momento de responsabilidad sugiriéndoos que si alguna vez vais a buscar gurumelos o cualquier otra clase de seta, lo hagáis con mucha precaución para no confundir las comestibles con las venenosas! 

Con todo esto, lo primero será separar los tronquitos de los sombreros de gurumelo. Estos últimos los guardaremos para prepararlos de otro modo que ya os relataré en una entrada futura. Seguidamente, los limpiamos bien de tierra y troceamos los troncos. No tienen que ser necesariamente trozos muy pequeños, ya que al cocinarlos, van a perder agua y reducirán su volumen.

Ahora pondremos a hervir el aceite abundante en una sartén y cuando esté caliente le incorporaremos los dientes de ajo fileteados y salteamos.


No hay que esperar a que empiecen a dorarse. Quizá una de las cosas más apasionantes de la cocina, es que no sólo cocinamos con la vista, sino que implicamos cada uno de los demás sentidos. Los diferentes sonidos del ajo en el aceite hirviendo y el olor que poco a poco van desprendiendo, nos ayudan también a saber cuándo están en el punto que queremos darle.

¡Y es el momento de añadir los gurumelos!


Aquí conviene ir moviéndolos para que no se peguen al fondo de la sartén y se nos quemen. Cuando hayan reducido un poco les echaremos la sal que consideremos conveniente. En mi caso, dos o tres pellizcos de sal gorda han sido suficientes.



Una vez hayan soltado toda su agua y esta se haya consumido, podremos incorporarle los huevos. Cuando cocino algo que lleve huevo, siempre los voy partiendo uno a uno de manera independiente y luego los añado a lo que esté preparando. Con esto, lo que trato es que si alguno viene en mal estado, no me arruine el resto de ingredientes.


Una vez echados en la sartén, los dejamos cuajar un poco y que se vayan haciendo antes de romper las yemas. Veréis que el sabor final no es el mismo que si se rompe la yema y se mezcla todo nada más incorporarlos. Una vez la rompamos, lo vamos moviendo todo de nuevo para evitar que se pegue al fondo.

Cuando lo veamos en su punto, al que no tarda mucho en llegar, ¡lo servimos como más nos apetezca!


En este caso, he usado un plato grande para poner al centro y que cada comensal se aparte lo que considere oportuno. A lo mejor para cenas más cuidadas, servirle a cada invitado una tapa en un platito más pequeño o "exclusivo" da una mejor apariencia y aumenta el valor del bocado.

Realmente es una receta muy simple, pero soy de los que piensan que, cuando se dispone de una materia prima de alta calidad, como en este caso lo son los gurumelos, no debe uno perderse en complicadas elaboraciones que restan sabor al producto estrella del plato.

¡Espero que tengáis ocasión de prepararlo y que de verdad os guste! Y si no disponéis de gurumelos allá donde viváis, os aseguro que bien merecen una visita a Huelva en esta época del año para que los degustéis.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Le Meteora - Restaurante griego - Paris

Tipo de local: Restaurante griego.

Lugar: París. 9 rue de la Huchette.

Servicio: Cena.

Usuarios:
Una pareja.

Precio total:
44€

Experiencia:

Estabamos por una zona turistica de Paris buscando un lugar donde cenar. Esa noche habiamos decidido probar la cocina griega y en la zona teniamos multitud de opciones.

Tratamos de ser seducidos por los "puertas" de los locales. Sinceramente, me parece un poco agobio ese "canto de sirena" por ser fino, de los relaciones públicas que te invitan a entrar en sus negocios hablandote en francés, inglés, alemán... Pero no fueron sus voces las que nos convencieron, sino los trozos de plato roto que descansaban frente a la puerta de Le Meteora.

Parece ser una tradición que ya ni siquiera se lleva a cabo en grecia, pero para atraer el turismo está bien. Picamos con el cebo y accedimos a pasar. El chico de la entrada nos dijo que dentro de poco comenzaría una actuación. Música griega en directo. ¡Joroña que joroña! (kronia kai kronia)

Nos ofrecieron una mesa enorme para seis comensales cerca de la entrada, pero contraviniendo los deseos del empleado, y siendo sólo dos, optamos por una mesa algo más pequeña en una zona más íntima y alejada de la puerta. Era obvio que lo que pretendía el camarero era que desde fuera diese la impresión de haber más clientes de los que realmente había. Contándonos a nosotros, éramos tres parejas.

Nada más sentarnos y antes de darnos los menús, nos invitaron a un vaso de un vino rosado que aceptamos. Nos trajeron también una botella de agua y un par de copas.

Yo nunca había comido griego, la verdad, así que tampoco sabía bien que pedir. Mi única "fobia" con la comida es el queso, así que me valía cualquier cosa "sans fromage"

Nos plantan sobre la mesa una enorme cesta de pan. Un dúo con guitarra eléctrica, órgano y bouzouki comienza a cantar. Los camareros nos animan a bailar, pero declinamos la invitación. La atención en todo momento es muy amable y cercana. Aunque se produce en francés, se atreven con algunas palabras en español. Uno de los camareros conoce Huelva por el fútbol, mantenemos una breve conversación mientras acabamos de decidirnos por el menú.

Al final optamos por un menú de 19€ por persona que incluye un entrante, un plato principal y un postre. Yo pido uno de esos entrantes variados, y como primero se me antoja salmón a la brasa. Mi compañera pide de primero una moussaka y como entrante una ensalada con aguacate. No pedimos nada para beber, puesto que tenemos aún el generoso vaso de vino rosado y la botella de agua. Pedimos pan de pita.

Nos sirven los entrantes, bastante generosos y un plato con 3 piezas enormes de pan de pita calentito. La ensalada está coronada por un aguacate relleno de una crema rosada. Lo pruebo y está delicioso. Mi entrante de "entrantes" se compone de unas alubias grandes en salsa, otro apartijo con trocitos de champiñones, en una salsa diferente, dos cremas cuyo componente desconozco (vale, una llevaba queso, así que toda para mi acompañante) y como centro de plato, dolmades, que se basa en un arroz especiado envuelto en una hoja de parra.

Entrantes

A pesar de los componentes y la apariencia de algunos de los entrantes, todos son servidos fríos. Me encantan los champiñones, el dolmades y la crema rosada (la que no lleva queso) que huntada en el pan de pita está exquisita. La ensalada no tiene nada en especial salvo por el aguacate, que en conjunción con la crema de la que está relleno, aporta un sabor diferente. La lechuga y el tomate, al fin y al cabo, siguen siendo lechuga y tomate. Aparto la cebolla. No me gusta comerla cruda.

Nos llevamos nuestro tiempo para terminar. Quedamos apenas dos parejas en el local, pero los músicos siguen dándolo todo canción tras canción. Una merecida pausa, unos aplausos. En ese trance los camareros nos invitaban a salir a bailar, pero nos manteniamos en nuestro deber de cubrir nuestras necesidades primarias antes de nada. Y hablando de primarias, ¡llegan los primeros!

El plato de mi acompañante, una moussaka enorme acompañada de arroz con una salsa de tomate especiada y patatas fritas. El mío, dos grandes presas de salmón bien cocinadas con la misma guarnición. Arroz y patatas fritas. Tanto la carne como el pescado me gustan "hechecitos" así que han sabido acertar. Y a pesar de tener una cobertura dorada y crujiente, el pescado está jugoso y en su punto. Me obligo a terminarmelo todo. Mi compañera de esta noche realiza esfuerzos por encima de sus capacidades para acabar con la moussaka, que no me atrevo a probar. Más que nada porque alguien tenía que ganarle al salmón... Entre bocado y bocado los camareros pasan, nos preguntan si todo es de nuestro agrado y charlamos un rato. Uno de los camareros nos ofrece otro vaso de vino rosado que intentamos rechazar, pero insiste y nos dice que brindemos por Huelva y lo tomemos por él.

Y tras el festín, ¡el postre! Yogur para ella y baklava para mí. El yogur, bien generoso, está cargado de trocitos de nuez. Mi baklava, al contrario de lo que dijo el camarero, que la señaló como un pequeño triangulito, es una cuña a la que me va a costar dar muerte. Es un postre delicioso. Se compone de unas láminas finas de hojaldre que cubren una mezcla de frutos secos con miel.

A todo esto, además de invitarnos al vino, también nos repusieron la botella de agua. Y finalmente, pedimos la factura.

En total, 44€ que se desglosan en 38€ por los dos menús y 6€ más por el pan de pita. Realmente podríamos haber prescindido de este por la gran cesta de pan que nos pusieron sobre la mesa, que resultó intacta, pero supongo que no lo habriamos disfrutado igual.


Por otro lado el local estaba limpio, bien decorado, los baños bien preparados, aunque incompatibles para una persona con problemas de movilidad y este es un aspecto bastante negativo. Se ve que no hay una normativa en Francia que exija esto, porque no fue el único local con baños no adaptados que encontramos.

En definitiva. Comida abundante y de calidad a un precio razonable. Más si tenemos en cuenta que es una zona turística, donde ya sabemos que todo se dispara. El personal agradable y atento. Aunque claro, eramos menos clientes que empleados. Habría que conocer la respuesta con el negocio lleno. Si tuviera que darle una nota no lo haría. No puedo aprobar un local que no esté adaptado plenamente a personas con movilidad reducida. Pero lo recomendaría sin dudarlo.

Cuando salimos de allí y dimos al minuto con la avenida principal, observamos que comenzaba a nevar con la catedral de Notre Dame como fondo.