Comensales: 1 ó 2 personas.
Coste aproximado: de 2 a 5 €
Ingredientes:
- Aceite de oliva.
- 2 dientes de ajo.
- Media cebolla.
- 2 ó 4 lomos de merluza.
- 200 ml. de caldo de pescado.
- 200 gr. de guisantes.
- 2 cucharadas de tomate frito.
Experiencia:
Pese a no ser un profesional de la cocina, (mi currículum está más orientado hacia la gestión hostelera) el día a día me coloca sin miedo frente a la vitrocerámica. Imagino que como a cualquiera que esté leyendo estas palabras.Y ante esa situación, me atrevo no sólo a seguir recetas familiares, sino que mi pasión por el buen comer me obliga a querer desarrollar cualquier plato que me apetezca. No pretendo dar lecciones, porque entre otras cosas, la mayoría de recetas que escriba, las estaré haciendo por primera vez, sin que sean un misterio ni una innovación. Es sólamente mi interés por cocinar determinados alimentos. En este caso me atrevo con algo sencillo y económico. Merluza con guisantes.
Aunque soy fiel defensor del producto fresco, soy habitual consumidor de producto congelado. En este caso, tenía la materia prima aburrida en el congelador, y esto es lo que pasó.
En un cazo bajo, sofreímos dos dientes de ajo bien picaditos con aceite de oliva, a los que incorporamos la media cebolla también picada.
Con la cebolla ya pochada, echamos los lomos de merluza, fresca o previamente descongelada y los sellamos. Vuelta y vuelta. Tras esto, incorporamos los 200 ml. de caldo de pescado. Yo en este caso, al no tener preparado de caldo en casa, le añadí caldo de pollo concentrado que hice previamente. Por esto no añado sal, ya que el concentrado condimenta la sazón necesaria.
No hace falta dejarle mucho margen de tiempo antes de echarle los guisantes. En mi caso, porque el caldo de pollo ya estaba caliente, pero si le añadimos el preparado de caldo frío, conviene esperar un poco a que empiece a gorgotear. Yo le agrego unos 200 gramos de guisantes aproximadamente. Soy el único comensal.
Ahora tapamos el cazo y lo dejamos a fuego medio un rato. Y como "un rato" es una medida de tiempo tan poco precisa, aquí lo suyo es ir moviendo de vez en cuando para evitar que la comida se pegue al fondo del recipiente, pero también para comprobar el nivel de cocción de los guisantes y el pescado.
Cuando estos estén más blanditos, podemos incorporar el tomate frito. Sirvan las dos cucharadas como referencia, pero es un condimento que puede omitirse o añadirse a discreción del comensal. También admite pimienta, cayena, perejil... a gusto del consumidor o de sus invitados!
Seguimos vigilando y moviendo de vez en cuando. Es un buen momento para comprobar la sazón. Recordad que no le hemos añadido sal a causa del preparado de caldo que lleva.
En mi caso he desmenuzado un poco los lomos de pescado, pero podemos dejarlos enteros. Esto guarda más relación con la presentación final que queráis darle al plato o la forma de comerlo que con cualquier otro factor.
Y ya está listo para servir!
Como veis, lo he apartado con casi todo el caldo y sin mucho afán estético, pero a la hora de presentarlo podéis hacerlo sin usar el caldo, con los lomos enteros o en la manera que se ajuste más a vuestros gustos. Yo no quería privarme del placer de mojar pan. ¡Cuidado que quema!