martes, 2 de abril de 2013

Receta - Revuelto de Gurumelos

Tipo de plato: Entrantes, primero, tapa.

Comensales: de 2 a 4 personas.

Coste aproximado: Variable en función del precio de los gurumelos. Generalmente elevado.

Ingredientes:

  • 1 vaso de aceite de oliva.
  • 2 dientes de ajo.
  • Sal.
  • 500 g. de gurumelos (sólo los tronquitos)
  • 3 huevos.
Experiencia:


¡Bueno! Me disponía a relatar la elaboración de la receta cuando he decidido relatar la experiencia de la receta. Para los que nos gusta cocinar, sabemos que una receta no es sólo mezclar, batir, apartar o cocer. Podemos disfrutar cocinando algo, pero en ocasiones también podemos "sufrir" cuando el resultado no es el deseado.

En cualquier caso me trajeron una hermosa cesta de gurumelos y decidí hacer los tronquitos en revuelto y aprovechar la ocasión para retomar este blog añadiendo no sólo críticas, sino también recetas que voy elaborando.



El clima tan loco que hemos tenido durante el mes de marzo en Huelva, ha propiciado que abunden los gurumelos. Si no conocéis este hongo, no voy a entreteneros con más información! pero tenéis bastante en su artículo de Wikipedia. Y por supuesto, debo tener mi momento de responsabilidad sugiriéndoos que si alguna vez vais a buscar gurumelos o cualquier otra clase de seta, lo hagáis con mucha precaución para no confundir las comestibles con las venenosas! 

Con todo esto, lo primero será separar los tronquitos de los sombreros de gurumelo. Estos últimos los guardaremos para prepararlos de otro modo que ya os relataré en una entrada futura. Seguidamente, los limpiamos bien de tierra y troceamos los troncos. No tienen que ser necesariamente trozos muy pequeños, ya que al cocinarlos, van a perder agua y reducirán su volumen.

Ahora pondremos a hervir el aceite abundante en una sartén y cuando esté caliente le incorporaremos los dientes de ajo fileteados y salteamos.


No hay que esperar a que empiecen a dorarse. Quizá una de las cosas más apasionantes de la cocina, es que no sólo cocinamos con la vista, sino que implicamos cada uno de los demás sentidos. Los diferentes sonidos del ajo en el aceite hirviendo y el olor que poco a poco van desprendiendo, nos ayudan también a saber cuándo están en el punto que queremos darle.

¡Y es el momento de añadir los gurumelos!


Aquí conviene ir moviéndolos para que no se peguen al fondo de la sartén y se nos quemen. Cuando hayan reducido un poco les echaremos la sal que consideremos conveniente. En mi caso, dos o tres pellizcos de sal gorda han sido suficientes.



Una vez hayan soltado toda su agua y esta se haya consumido, podremos incorporarle los huevos. Cuando cocino algo que lleve huevo, siempre los voy partiendo uno a uno de manera independiente y luego los añado a lo que esté preparando. Con esto, lo que trato es que si alguno viene en mal estado, no me arruine el resto de ingredientes.


Una vez echados en la sartén, los dejamos cuajar un poco y que se vayan haciendo antes de romper las yemas. Veréis que el sabor final no es el mismo que si se rompe la yema y se mezcla todo nada más incorporarlos. Una vez la rompamos, lo vamos moviendo todo de nuevo para evitar que se pegue al fondo.

Cuando lo veamos en su punto, al que no tarda mucho en llegar, ¡lo servimos como más nos apetezca!


En este caso, he usado un plato grande para poner al centro y que cada comensal se aparte lo que considere oportuno. A lo mejor para cenas más cuidadas, servirle a cada invitado una tapa en un platito más pequeño o "exclusivo" da una mejor apariencia y aumenta el valor del bocado.

Realmente es una receta muy simple, pero soy de los que piensan que, cuando se dispone de una materia prima de alta calidad, como en este caso lo son los gurumelos, no debe uno perderse en complicadas elaboraciones que restan sabor al producto estrella del plato.

¡Espero que tengáis ocasión de prepararlo y que de verdad os guste! Y si no disponéis de gurumelos allá donde viváis, os aseguro que bien merecen una visita a Huelva en esta época del año para que los degustéis.

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